La criminalística y las ciencias forenses actúan como auxiliares de la justicia, siendo su principal tarea aportar información que contribuya al esclarecimiento del hecho. Esa información no está disponible a simple vista, sino que debe ser revelada a partir del estudio científico de todo el conjunto de indicios presentes en cada caso; cada tipo de indicio nos brindará diferente información que aporte datos relevantes para responder al interrogante ¿qué pasó? Pero este enigma es a su vez un complejo rompecabezas conformado por varias incógnitas cuyas resoluciones aportan una pieza más para su reconstrucción. Algunas de esas interrogantes son: ¿Quiénes fueron los partícipes del hecho?, ¿Cuándo se llevó a cabo?, ¿En dónde ocurrieron los hechos?, ¿Cómo ocurrieron?
Es en estas últimas interrogantes en donde vamos a profundizar. A partir del análisis del patrón de las manchas de sangre halladas en el lugar del hecho (o escena del crimen) veremos qué información podemos aportar a la justicia, tomando como referencia una minuciosa tarea de investigación llevada a cabo por el Licenciado en Criminalística Jorge Nery Escobar Castillo.
La sangre es un tejido que fluye en el interior de nuestro organismo, y cuyo fin principal es el transporte de productos a través del cuerpo, como ser nutrientes, oxígeno, dióxido de carbono, hormonas, anticuerpos, etc. Está conformada por una fase líquida llamada plasma, en donde puede encontrarse gran variedad de proteínas, anticuerpos, nutrientes, desechos y sales; y sólidos constituidos principalmente por células.
Al hallar una muestra que se pueda presumir que se trata de sangre, lo primero que se debe realizar es un análisis que confirme que efectivamente lo es. En segundo lugar, es primordial antes de avanzar, determinar que si se trata de sangre humana. Una vez que se confirma que es sangre humana, se pude continuar con los análisis siguientes.
En la superficie de las células llamadas Glóbulos rojos hay adheridos unas sustancias llamadas antígenos, que pueden ser de tipo A o B. Cada persona puede tener en su sangre el A, el B, ambos o ninguno. Respectivamente existen anticuerpos que “atacan” a esos antígenos. En el caso de las personas del tipo A, en el plasma de su sangre tendrán anticuerpos del tipo B. Para las personas de tipo B, tendrán anticuerpos A. Para personas que posean tipo AB (ambos antígenos adheridos a sus células) no presentarán anticuerpos A o B en su sangre. Mientras que las personas sin antígenos A ni B (conocidas como tipo 0), presentaran ambos anticuerpos.
A su vez, existen otro tipo de antígenos conocidos como Rh. Si la persona presenta el antígeno específico se dice que es factor Rh positivo, mientras que si la persona no lo presenta es Rh negativo. Tenemos de esta manera 4 posibles tipos de sangre (A, B, AB y 0), donde cada tipo puede ser Rh+ o Rh-, dando un total de 8 combinaciones.
Si bien, al ser muy reducido el número de combinaciones posibles, no se puede establecer identidad de una persona por medio de su grupo y factor, sí es útil para efectuar un descarte preliminar. Por ejemplo, en un lugar en donde se encuentra sangre A+ que no corresponde a la víctima, y el sospechoso resulta del tipo B-, es posible decir que esa sangre no corresponde con la del sospechoso. Pero en caso de que ambas sangres presenten mismo grupo y factor, no es prueba alguna de que provengan de la misma persona, dado que millones de personas comparten el mismo grupo y factor.
La prueba de ADN es uno de los métodos de identificación humana más certeros y eficaces utilizados en la resolución de crímenes. El ADN es una macromolécula contenida en el núcleo de las células, que aloja el código genético necesario para el desarrollo y funcionamiento nuestro organismo mediante la síntesis de proteínas. Si bien la parte de ese código que cumple funciones relacionadas con la síntesis de proteínas es en su mayoría igual en todos los seres humanos, existen también sectores que no codifican proteínas y que varían de persona a persona. Son esos sectores lo que se utilizan para la identificación humana.
Para la obtención de muestras de ADN aptas para obtener un perfil genético, se requiere de células humanas con núcleo. Dentro de la sangre existen TRES tipos principales de células: Glóbulos rojos, Plaquetas, y Glóbulos blancos, siendo estos últimos los únicos que presentan un núcleo que contiene ADN.
A partir de técnicas avanzadas de laboratorio, se puede aislar el ADN, codificarlo, obtener un perfil genético y compararlo con el de los sospechosos.
Hasta acá se habló de los análisis que se realizan a nivel bioquímico en el laboratorio, algunos de los cuales requieren de conocimientos e incumbencias en bioquímica, biología o genética. Todo esto con el fin de obtener información acerca del autor del hecho.
Pero la determinación de la autoría es sólo uno de los puntos de nuestro rompecabezas. Otro aspecto importante es, como ya se mencionan previamente, la determinación del cómo y el dónde. A partir del estudio de los patrones de sangre podremos obtener información que permitan avalar o refutar los testimonios de los testigos o sospechosos.
Una vez que el criminalista llega al lugar, debe realizar una inspección general que le permita familiarizarse con la escena del crimen y evaluar la mejor manera de relevarla. Llegado el momento de realizar un análisis de los patrones de manchas de sangre, se deberá analizar:
1- Puntos de convergencia:
Refiere a la determinación del punto en común del que proviene el patrón de sangre analizado. Para ello se deberán trazar líneas longitudinales sobre los ejes mayores de las manchas, y prolongarlas en forma recta hasta un punto en común.
En los casos en los que los orígenes de las manchas estén situados en diferentes zonas, la prolongación de varias líneas longitudinales derivará en diferentes puntos de convergencia, pudiendo así determinar qué manchas se corresponden a un mismo patrón y cuales a otros. Esta determinación se hace sobre un plano bidimensional
En esta imagen se muestra un esquema de prolongación de la dirección de las manchas hacia DOS puntos de convergencia.
2- Ángulos de impacto de la sangre con la superficie:
Este análisis podría brindar información acerca de la altura o distancia de partida de la proyección de la sangre hasta la superficie en la que queda impregnada.
Para ello se realiza un análisis trigonométrico sobre la morfología de la mancha de sangre. Partiendo de la premisa de que la gota de sangre se encontraba en forma esférica durante su proyección, observamos como luego del impacto en la superficie sufre un alargamiento, generando una figura ovalada, cuyo ancho será igual al diámetro de la gota proyectada, y su largo dependerá del ángulo de incidencia, según:
En donde A representa el diámetro de la gota proyectada; B el largo de la mancha sobre la superficie; y a el ángulo de caída.
Para la determinación del ángulo se utiliza la fórmula seno(a)= A/B
Una vez determinado el ángulo de impacto, se puede utilizar el método de “Stringing” o encordao, para la determinación del área de impacto.
Para ello se utiliza una cuerda elástica o hilos, que se adhieren a la superficie próxima a las manchas de sangres, y se extienden en dirección de la zona de convergencia. Luego se elevan las cuerdas hasta alcanzar un ángulo igual al calculado mediante el método trigonométrico.
Este método dará como resultado una convergencia tridimensional (sobre el eje z). A partir de este punto de convergencia se puede estimar la altura máxima de la que pudo provenir la proyección.
La utilización de líneas rectas para representar una trayectoria que acurre de manera naturalmente parabólica representa un margen de error. Por lo tanto, se debe tener en consideración que son las manchas más cercanas al punto de convergencia las que representan una caída más directa y lineal, por lo que resultan más confiables al momento de estimar su trayectoria a partir del ángulo de invidencia mediante el método de “Stringing”.
Esquema que muestra la diferencia en la estimación de la altura del inicio de la proyección, según las distancias recorridas por las gotas de sangre
Dado que no existe un criterio establecido para la elección de una cantidad específica de manchas, queda al buen criterio del perito número de manchas a seleccionar para las determinaciones de zona de convergencia y altura de origen. Asimismo, estas manchas deben presentar una forma definida; deben seleccionarse de todo el contorno que rodea a la zona de convergencia; deben ser representativas de la mayoría, es decir, si la mayoría presentan una forma y tamaño específico, deben seleccionarse manchas con esas características.
A partir de esta información obtenida de diferentes análisis bibliográficos, el Licenciado Escobar Castillo realizó el siguiente experimento:
Se efectuó el análisis de los patrones de manchas de sangre mediante la técnica de Stringing. Dicho ensayo constó de la ejecución de tres patrones de impacto, en los cuales se simuló la presencia de dos personas (agredido/a y agresor/a), y se modificó de forma sustancial la posición que ocupaba la víctima en relación al victimario; a su vez, la vestimenta de la víctima fue reemplazada luego de la ejecución de cada impacto, lo que permitió una visualización de los sectores geográficos que fueren alcanzados por el tejido pardo rojizo en cada prueba experimental.
Para la representación de la víctima en sus diferentes posiciones se utilizaron tres maniquíes de fibra de vidrio, los cuales adoptaron diferentes medidas respecto al suelo.
El elemento contundente utilizado para simular la agresión se componía de un fragmento de madera, con forma cilíndrica de 6 centímetros de diámetro y 36 centímetros de largo.
Para simular la sangre se utilizó un líquido preparado con características físicas similares, el cual fue colocado en bolsas de nylon que a posterior se sujetaron sobre lo que simulaba ser el hueso frontal de los maniquíes.
El espacio físico se acondicionó para revestir la calidad de escena del hecho. Para ello, se emplazó un sector rectangular de tipo salón, mientras que el piso fue revestido con papel. Obteniendo de este modo, dos tipos de superficie objetivo: por un lado, el cerámico de color marrón y, por otro, el papel de color blanco. Haciendo mención, que no se tuvo en cuenta a las paredes del salón, debido a que las mismas no fueron alcanzadas por el fluido símil hemático. Únicamente fueron referenciadas las paredes, a los efectos de poder ubicar y fijar métricamente los ejes cartesianos X e Y.
Se utilizaron todos los elementos adecuados para la protección personal, como así para el resguardo de la escena del delito. En tal sentido, previo a la manipulación de elementos de índole biológica, se procedió a la colocación de los EPP (equipos de protección personal), utilizando cofia, gafas protectoras, barbijo N95, mameluco blanco, dos pares de guantes de nitrilo y cubre calzado.
Luego de efectuar los golpes sobre lo que sería el hueso frontal del maniquí, se inició el procedimiento mediante la observación de las manchas de sangre en su totalidad y luego se seleccionaron 5 manchas para la búsqueda del ÁREA DE CONVERGENCIA Y ÁREA DE ORIGEN; Las mismas fueron seleccionadas en base a los contenidos citados en la presente investigación, teniendo en consideración un muestreo representativo, que las mismas tengan una forma bien definida y que consistan en manchas de todas las zonas que rodean el punto de convergencia.
Del ensayo 1 se pudo determinar con precisión la zona de convergencia sobre el plano, con un error de aproximadamente el 2% respecto de una pared y de un 8,8% respecto de la otra. Sin embargo, la zona de inicio de la proyección se estimó a 2,49 metros del suelo, dando una diferencia de 0,86 metros, lo cual representa un error de aproximadamente el 52%.
Del ensayo 2 se pudo determinar con precisión la zona de convergencia sobre el plano, con un error de aproximadamente el 0,8% respecto de una pared y de un 1,1% respecto de la otra. Sin embargo, la zona de inicio de la proyección se estimó a 1,26 metros del suelo, dando una diferencia de 0,25 metros, lo cual representa un error de aproximadamente el 24,7%.
Del ensayo 3 se pudo determinar con precisión la zona de convergencia sobre el plano, con un error de sin diferencias respecto de una pared y un error del 1,6% respecto de la otra. Respecto a la zona de inicio de la proyección se estimó a 0,25 metros del suelo, dando una diferencia de 0,03 metros, lo cual representa un error de aproximadamente el 13,6%.
Habiendo realizado el análisis individual de cada impacto, se pudo observar que se obtuvieron resultados positivos en cuanto a la obtención del área de convergencia en la Escena del Crimen. Respecto a las tablas comparativas referenciadas métricamente, se visualizaron errores geográficos mínimos respecto al lugar original bidimensional de la fuente de sangre (en X e Y) y la obtención analítica de ésta mediante la técnica de encordado. Entendiendo, que la técnica de encordado es fundamental llevarla a cabo en la Escena del Crimen, debido a que informa de forma clara y precisa el lugar en el cual la víctima (o la fuente de sangre) se encontraba en el plano bidimensional.
No obstante, al llevarse a cabo la medición de las manchas hemáticas y obtención de sus ángulos de impacto, se observaron errores significativos para hallar el sector tridimensional (X, Y, Z) de la fuente de sangre. Detectando que cuando se realizaron los impactos a mayor altura, se establecieron resultados analíticos no concordantes con el sector geográfico desde donde provenía el fluido. Mencionando en este punto, que el mayor error respecto a la obtención del área de origen se obtuvo cuando el maniquí se encontraba de pie, mientras que al momento de situarse arrodillado o acostado, se adquirieron resultados satisfactorios. En este sentido, y teniendo en consideración los datos obtenidos, se pudo establecer positivamente, que la persona agredida tenía una posición en la cual su fuente de sangre se encontraba a mayor altura, a una altura media y, por último, en la posición decúbito dorsal (espalda al suelo).
Cabe destacar que la gran labor de investigación llevada a cabo por el Licenciado Escobar Castillo es mucho más amplia y abarcativa que lo expuesto en este artículo. Desde Mundo Forense agradecemos infinitamente su aporte y el de todos aquellos que ponen sus conocimientos al servicio de la justicia.
Fuente: Investigación “Patrones de manchas de sangre: ubicación tridimensional de la víctima y victimario”, realizada por el Licenciado Jorge Nery, Escobar Castillo en el año 2022.