26 Feb
26Feb

¿Qué es la identificación física humana?

Aunque las motivaciones fueron variando constantemente, el crimen existe desde los inicios de la humanidad, y desde entonces se han buscado formas de resolverlos. Como ya se hizo mención en el artículo “¿puedo ir preso siendo inocente?”, los juicios y la búsqueda de un culpable y una condena, traspasaron varios procesos de cambio a medida que la humanidad y las ciencias fueron evolucionando. 

Hoy en día, para lograr resolver un crimen es primordial realizar una vinculación entre la tríada “Lugar-Víctima-Victimario”, y para ello es necesario del apoyo de varias ciencias, disciplinas y técnicas especializadas. En este artículo se hará hincapié en el tercer componente “el victimario” y su identificación. 

Existen diversas técnicas y especialidades dentro de la Criminalística que abordan esta temática, logrando aportar información con distintos grados de certeza. 

Pero antes de entrar de lleno en cada una, hay que explicar un poco qué es la identificación. 

En primer lugar, podemos decir en forma reducida, que la identidad es el conjunto de particularidades natas o adquiridas que hacen que un ente, ser, objeto o cosa sea distinto de todos los demás. Entonces, cuando hablamos de identificación nos referimos a la acción de encontrar esas particularidades que los hacen únicos. 

Dado que hay diferentes tipos de identificaciones, en este artículo vamos a hablar exclusivamente de la “identificación física humana”.

Papiloscopía:

La papiloscopía es el estudio de los diseños formados por la distribución de surcos y crestas en la piel de la cara interna de las manos, los dedos y las plantas de los pies, con fines de identificación física humana. Es la técnica más utilizada hoy en día, dado que cumple con tres requisitos sumamente valorados en el ámbito de la criminalística. 

El principio de perennidad: Este principio refiere a la durabilidad de estos diseños, ya que nos acompañan desde algunos meses antes del nacimiento y hasta un tiempo después de la muerte.

Principio de inmutabilidad: En este caso se apunta a que los diseños no modifican naturalmente su forma con el paso del tiempo. 

Principio de variabilidad: Este hace referencia a la improbabilidad de hallar dos diseños papilares iguales. 

Este último es para muchos el más importante, debido a que no podría establecerse identidad de alguien a través de características que podrían estar también presentes en otras personas. Aunque de igual manera, tampoco se podría por medio de características que ya no posee o que fueron modificadas.


¿Cómo se identifica a partir de la papiloscopía?

Si observamos nuestros dedos detenidamente, a simple vista con buena luz, o con una lupa, podemos distinguir nuestras crestas papilares y los surcos que las separan. Estas crestas recorren la superficie formando figuras específicas, la cuales son llamadas “puntos característicos”. 

Si bien existen varios sistemas que nombran estos diseños de diferentes formas, el principio para identificar es el mismo. Consiste en encontrar cierta cantidad de estas figuras, establecer su ubicación en el dedo, su dirección o inclinación, y su distancia (medida en crestas intermedias) con el resto de “puntos característicos”.

¿Qué utilidad tiene en el mundo forense? 

Es el método mundialmente más utilizado para vincular un autor con el lugar del hecho, dado la facilidad con la que se puede recolectar, almacenar y transportar. Sumando, además, que su sencilla clasificación permite la generación de bases de datos muy numerosas y ordenadas.

Cuando una persona sujeta algo con sus manos, estos diseños papilares entran en contacto con la superficie y transfieren al objeto grasitud, humedad, suciedad, transpiración, etc., con la forma de esos diseños, aunque invertidos. 

Esta transferencia por lo general no es visible a simple vista, por lo que es necesaria la búsqueda mediante luces de diferentes intensidades o ángulos, y el revelado mediante la aplicación de reactivos de naturaleza variada. Una vez que el “rastro papilar” o también llamado “huella dactilar” es visible, puede recolectarse de la superficie mediante cinta adhesiva transparente, para ser transportada, resguardada e introducida en un sistema informático de búsqueda y comparación. 

Si la persona que produjo esa huella está cargada en el sistema será fácilmente identificado. Si en cambio, no está o no se dispone del sistema, se puede comparar con los diseños papilares a medida que surjan sospechosos, y gracias que cumple con los tres principios previamente mencionados, tanto su correspondencia como su no correspondencia serán resultados certeros e irrefutables.

Queiloscopía:

Si bien esta técnica no es muy conocida, cumple con los mismos requisitos que la papiloscopía para ser considerado un sistema de identificación humana efectivo y certero. 

Consiste en la identificación a partir de las huellas labiales. 

Los labios humanos están compuestos por grupos musculares internos que permiten su movilidad y contribuyen en su morfología. En la parte externa se encuentran recubiertos por una fina capa de piel, la cual a su vez presenta una cobertura de mucosidad. 

Es la capa de piel la que nos interesa para la identificación, ya que esta presenta una serie de agrietamientos dispuestos a lo largo de su superficie, que a su vez presentan ramificaciones de menor tamaño. La morfología, disposición y proporciones de estas líneas se mantienen en el individuo a lo largo de su vida, y son únicas e irrepetibles en el resto de las personas.


¿En qué casos se usa la queiloscopía?

Dado que en la mayoría se los países no existen bases de datos queiloscópicas – a diferencia de la papiloscopía, para la que sí las hay – su registro para uso a largo plazo no resulta práctico. Aun así, es una técnica sumamente útil a corto plazo, cuando se cuenta con sospechosos con los cuales cotejar. 

Al momento de la comisión de un delito, es posible vincular al sospechoso con el lugar del hecho si sus labios entraron en contacto con algún objeto presente, ya sea para morder, besar, beber, o fumar. 

Al momento del contacto, parte de la mucosidad de los labios se transmite a la superficie, impregnando en esta su huella queiloscópica. Esta huella puede estar latente o poco visible, por lo que requerirá de alguna técnica de revelado, o bien podría estar visible, dada la presencia de alguna sustancia coloreada en los labios, como pintura labial o restos de alguna bebida o comida. 

Una vez hallada y revelada la huella, solo resta tomar una muestra de la morfología queiloscópica del sospechoso, para lo cual se procederá mediante el entintado labial, presionándolos luego sobre una superficie blanca lisa. 

¿Por qué no es tan utilizada?

Su escasa divulgación, pese a ser una técnica muy precisa, puede deberse a varios factores. 

En primer lugar, son pocos los tipos de delitos o circunstancias en las que el victimario deja impregnado este tipo de rastros en el lugar del hecho. Es mucho más común hallar rastros papilares, debido a la sujeción de objetos o manipulación manual de superficies. 

Otra motivo importante radica en el criterio del perito y su potestad de tomar decisiones que impliquen un orden de prioridades. En este caso la disyuntiva esta en si se levanta la huella queiloscópica como tal, o se levantan los restos de mucosidad a fin de preservar el ADN y obtener un perfil genético. Este dilema se resuelve generalmente a favor del ADN, ya que hoy en día es considerado un método de identificación infalible, mucho más estudiado y divulgado en la comunidad científica, y aceptado casi sin miramientos como prueba judicial.

Odontología Forense:

La odontología forense es una especialización médico odontológica que abarca varios aspectos relacionados a la investigación judicial, pero en este caso nos vamos a abocar únicamente a aquellos utilizados exclusivamente para la identificación de personas. 

Existen, a grandes rasgos, dos aplicaciones de la odontología forense en la identificación humana. 


Marcas de mordedura 

Por un lado, tenemos aquellos casos en los que ocurren agresiones físicas, lesiones o daños generados por mordeduras, las cuales imprimen sobre la superficie afectada características propias de la estructura dental del agresor. 

En este tipo de inspecciones, la tarea del experto inicia con el fotografiado y registro minucioso de las marcas dentales, procurando una referenciación métrica precisa. Posteriormente, se realizan moldes de la mordedura de los sospechosos a fin de obtener luego las marcas características que cada una de estas imprime al morder. Finalmente, se procede a comparar ambas marcas. 

Para una primera instancia del cotejo, se realizan análisis extrínsecos, es decir, de características generales, como ser, cantidad de dientes, tamaño, separación, inclinaciones, etc. Luego, se efectúa un análisis intrínseco, más minucioso y detallado, en donde se buscan particularidades de cada pieza dental. Finalmente, se comparan los resultados obtenidos de ambos análisis de la muestra dubitada (la marca de la agresión) con los arrojados de los análisis de las indubitadas (moldes de los sospechosos).

Limitaciones del método 

Si bien es una técnica aceptada para la vinculación de un sospechoso con una agresión, tiene algunas limitaciones que pueden generar cuestionamientos válidos desde el punto de vista científico – forense.

En primer lugar, la odontología forense no cumple con DOS de los TRES requisitos necesarios para ser considerada una técnica certera de identificación humana. Esta afirmación se basa en que, si bien una persona adulta debería contar con 32 piezas dentales permanentes, a medida que pasan los años, por muchas razones estas se pueden ir perdiendo, total o parcialmente, lo que podría resultar en cambios en la separación entre piezas, modificación de las inclinaciones o aumento del desgaste. 

Por otro lado, las mordeduras generalmente no se ejecutan con la totalidad de la dentadura presionando sobre la superficie, por lo que generan marcas que representan solo una parte de ella. A esto se suma que, dependiendo del tipo de superficie afectada y de la intensidad de fuerza utilizada, estas marcas no siempre se imprimen con nitidez suficiente para detectar características intrínsecas.

Identificación de restos humanos

Tenemos por otro lado, aquellos casos en los que, por el estado de descomposición o alteración de los restos, la identificación de no puede llevarse a cabo a través de otras técnicas más eficaces, como la papiloscopía o el ADN

Además, puede resultar muy efectiva para los casos en los que se requiera de una clasificación rápida de un gran número de restos humanos, como se da en los accidentes aéreos, accidentes viales, catástrofes naturales, atentados, etc. 

Proceso de recopilación: 

Los odontólogos forenses se dedican a la minuciosa recopilación de información detallada acerca de la dentición, abordando aspectos como empastes, extracciones, tratamientos de ortodoncia y cualquier peculiaridad dental. Esta información se documenta en el registro dental del individuo y se almacena de manera segura en una base de datos. 

Comparación con registros dentales previos

El procedimiento de identificación implica la comparación precisa de la información dental del cadáver recopilada por el especialista, con registros dentales anteriores, tales como historiales médicos y fichas dentales, con el fin de establecer una coincidencia positiva. 

En este aspecto, la odontología forense ha demostrado ser esencial en situaciones en las que la identificación visual resulta poco práctica, y la aplicación de otras técnicas resulta imposible o ineficiente, por lo que se convierte indudablemente en una herramienta invaluable en tales contextos.

Sistema otométrico de Frigerio:

Para muchos este podría ser el sistema de identificación humana menos conocido entre los que hemos nombrado. 

Fue diseñado por en 1888 como método alternativo de identificación por medio de la morfología de la oreja humana, basado en su complejidad morfológica y su diversidad respecto de cada persona. Dado que carece del principio de inmutabilidad, por su constante crecimiento, es un método que cumple con DOS de los TRES requisitos requeridos para ser valorada como técnica categórica. 


¿En qué consiste la otometría?

Al igual que todas las técnicas de identificación, su funcionalidad radica en la capacidad de la oreja humana de exhibir particularidades únicas e irrepetibles, y consiste en una sistematización de la forma en la que esas características serán analizadas y evaluadas a fin de establecer correspondencia. 

Cabe destacar que no se trata de un análisis directo sobre el pabellón auditivo, sino sobre la impresión su superficie sobre un plano, a lo que se llamó otograma

Para lograr una identificación, es necesario en primer lugar contar con el material dubitado y el material indubitado. 

El material dubitado es el objeto de la investigación, la huella otométrica hallada en el lugar del hecho y cuya procedencia se desconoce, y el indubitado es aquel que se obtiene por medio de la impresión de las huellas otométricas de los sospechosos. 

A fin de llevar a cabo un cotejo otométrico, es indispensable conocer el nombre de cada uno de los sectores que comprenden la estructura de la oreja, y poder individualizarlos dentro del otograma. Una vez individualizados, se procede a recolectar información extrínseca, como ser, ancho de oreja, largo, inclinaciones, tamaños, distancia entre sectores, etc. Luego de esto, se analiza de manera intrínseca cada parte a fin de hallar marcas características. Finalmente, se efectúa una comparación entre de aspectos extrínsecos e intrínsecos de ambos otogramas. 

Pueden utilizarse TRES metodologías de trabajo al momento de comparar características: 

Método de barrido: Consiste en cubrir ambos diseños e ir descubriéndolos en la misma medida, marcando de esta manera las particularidades que se van evidenciando. 

Transparencia: Consiste en obtener o traspasar los otogramas en láminas de acetato transparente o acrílico y superponerlas. De esta manera se evidencian fácilmente las diferencias y correspondencia entre ambos. Si bien este podría ser el método más efectivo, no siempre resulta posible traspasar el diseño a otra superficie. 

Disección: Consiste en cortar ambos otogramas en cuatro partes iguales, e ir intercambiando piezas. De esta manera se pueden observar las coincidencias o discrepancias en la continuidad de los dibujos de cada diseño. 

A pesar de que cada metodología elegida puede resultar efectiva, también es recomendable aplicarlas todas en forma consecutiva. 

Ámbitos de aplicación 

Aunque la huella otométrica ve reducida su aplicación en comparación con la papiloscopía, existen situaciones específicas donde se convierte en la única evidencia viable. Este escenario se manifiesta principalmente en casos de robos u otros ilícitos en los que se produce violación de domicilio, donde los delincuentes, antes de forzar las puertas, suelen apoyar sus oídos en estas para detectar posibles ruidos internos. En eventos de esta índole, es común que los perpetradores utilicen guantes con el fin de evitar dejar huellas dactilares en la escena, elevando así la relevancia de la huella otométrica como el único indicio que podría vincular a los sospechosos con el lugar del hecho.

Conclusión:

En conclusión, el presente artículo destaca la importancia de diversas técnicas de identificación humana, como la papiloscopía, la queiloscopía, la odontología forense y la otometría, en la resolución de crímenes. Cada método aborda aspectos específicos y, aunque algunos, como la huella otométrica o la queiloscopía, pueden considerarse menos comunes, su utilidad se manifiesta en situaciones particulares donde otras evidencias son escasas. La combinación de estas disciplinas especializadas ofrece un enfoque integral para la vinculación de víctimas y victimarios con los lugares de los hechos, contribuyendo así al esclarecimiento de delitos y a la búsqueda de justicia en el ámbito forense.


Escrito por: PIROLA Matías - Lic. en Criminalística

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