13 Mar
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Introducción: 

Para ser considerado inocente luego de ser acusado de un crimen, debes sobrevivir bajo el agua, o poner las manos en fuego y salir ileso, o hasta batirte a duelo. Estas eran las formas de juicio en la edad media, dado que su forma de juzgar se apoyaba en la justicia divina, basándose en la premisa “si eres inocente Dios no dejará que nada te pase”. Con el tiempo esto fue evolucionando, pasando luego por la confesión (muchas veces motivada por la tortura), la evidencia testimonial (bastaba con que el testigo fuera “confiable” para considerar válido su testimonio), hasta llegar finalmente a la evidencia científica. 

Llegado a este punto surge la pregunta: ¿Puedo ir preso siendo inocente? 

Veamos algunos de los casos más resonantes alrededor del mundo:   

Caso 1: Turistas francesas en Argentina

Comenzamos con un caso de Argentina, en la cautivadora Quebrada de San Lorenzo, donde dos turistas francesas, Cassandre Bouvier y Houria Moumni, se vieron atrapadas en una tragedia que desató años de incertidumbre. Si bien el veredicto finalmente trajo alivio, las sombras persistentes de la duda marcan el primero de los casos más destacados.

El 15 de julio de 2011 se convirtió en el punto de partida de una tragedia que sembraría dudas sobre la eficacia de la justicia argentina. Cassandre Bouvier y Houria Moumni, dos turistas francesas, fueron vistas por última vez con vida mientras exploraban la Quebrada de San Lorenzo, en la provincia de Salta, y nada se supo de ellas hasta el 29 de julio de 2011 cuando ambas fueron encontradas sin vida en el mismo lugar que habían elegido para disfrutar de su viaje.

En un principio todo parecía resuelto cuando Gustavo Lasi confesó, en octubre de 2011, haber violado y asesinado a las turistas. Pero implicó también a Santos Clemente Vera y Daniel Vilte Laxi como cómplices.

Luego de casi 3 años de investigación llegó el primer veredicto: En junio de 2014 Gustavo Lasi fue condenado a 30 años de prisión por el crimen, mientras que los otros dos acusados fueron absueltos por falta de pruebas. Sin embargo, la historia no concluyó ahí. La fiscalía apeló la absolución de Vera, desencadenando un segundo juicio en febrero de 2016, tildado por muchos como un juicio irregular.

La ausencia de pruebas directas durante el juicio contra Vera no impidió que una condena a prisión perpetua cayera sobre sus hombros. La pericia, aunque encontró vestigios genéticos, no fue concluyente para confirmar su culpabilidad. La negativa hacia la defensa para realizar pericias independientes, y una cadena de custodia cuestionable ensuciaban aún más la situación.

La controversia no se detuvo ahí. La determinación de la fecha y el lugar de la muerte abría todavía más dudas sobre la efectividad de los investigadores, especialmente al descubrir los cuerpos sin signos de depredación por animales salvajes o roedores, a pesar de haber estado al aire libre durante 14 días. La falta de acuerdo entre los peritos y el tribunal sobre la fecha de la muerte aumentó las incertidumbres.

Pero esta odisea no duraría para siempre. Finalmente, el 7 de diciembre de 2023, después de apelaciones que alcanzaron la Corte Suprema de Justicia de la Nación, Santos Clemente Vera fue declarado inocente. La liberación llegó después de varios años de prisión, pero las cicatrices de la dudosa justicia dejaron una marca indeleble, destacándolo como uno de los episodios más oscuros y controvertidos en la historia judicial argentina de un preso inocente.


Caso 2: Brutal homicidio en Texas, Estados Unidos

Para continuar nos trasladamos a Estados Unidos, en el año 1986. El hecho ocurrió en el estado de Texas, en el condado de Williamson. 

El 13 de agosto de 1986 parecía una mañana normal para Michael Norton, un padre de familia que vivía con su esposa Christine y su hijo Eric. 

El hombre se levantó temprano para dirigirse a su trabajo, aproximadamente a las 5:30 de la mañana. A las pocas horas, su esposa es asesinada a golpes en su cama matrimonial. El cuerpo fue encontrado por un vecino, quien inmediatamente dio aviso a la policía. Testigos de la zona aseguran haber visto a un hombre desconocido deambulando con su vehículo en cercanías de la casa.

Al inspeccionar la casa de la víctima los investigadores hallaron una nota escrita por el marido, el Sr. Norton, que refería su disgusto por con la víctima dado que ella no quiso acceder a mantener relaciones sexuales con él durante esa noche. A partir de ese momento Michael se convertiría en principal sospechoso, y sería detenido hasta el día del juicio. 

A lo largo de la investigación no surgieron pruebas que involucraran a Michael con el crimen, pero la fiscalía continuaba firme en su acusación. Tras ocultar evidencia significativa y omitir el relato de los testigos, entre los que se encontraba el del propio hijo de la pareja que aseguraba no haber reconocido a su padre el día del ataque, la fiscalía logró su propósito. 

El 17 de octubre de 1987 el juzgado lo declaró culpable del homicidio y lo condenó a prisión perpetua. 

La defensa confiaba en la inocencia de Norton, y solicitó en reiteradas ocasiones que el caso sea revisado, que se aportara la evidencia que había sido oculta por la fiscalía, y que se realizaran nuevas pericias. 

Fue recién en el año 2018 cuando se tomó vistas de toda la evidencia escondida, entre la que se encontraba la tarjeta de crédito de Christine, la cual había sido utilizada en las afueras del condado luego de su muerte, y el testimonio de Erik en el que describía al atacante. 

Entre los elementos que se debían analizar se encontraba un pañuelo con restos de sangre y cabello, el cual había sido recolectado por la policía a pocos metros de la vivienda. 

No fue sino hasta el año 2011 que se efectúo la pericia de ADN, en la que se demostró que el material genético pertenecía a DOS personal, Christine y un hombre desconocido. 

Al ingresar los resultados a la base de datos de registros genéticos, se obtuvo una coincidencia. El ADN pertenecía a Mark Alan Norwood, un hombre que, dos años después del crimen en la casa de la familia Norton, había sido acusado de matar a golpes a otra mujer. 

Dada esta evidencia irrefutable, el Sr. Michael Norton fue liberado ese mismo año, declarado libre de todos los cargos. 

En cuanto al fiscal que llevó la investigación, fue condenado a prisión, destituido de su cargo de Juez e inhabilitado de por vida para ejercer como abogado.


Caso 3: Rocío Wanninkhof

El caso de Rocío Wanninkhof, una joven de 19 años asesinada en, España, en octubre de 1999, ha sido una historia marcada por la tragedia, la condena y, finalmente, la redención.

Cronología: 

La tarde del 9 de octubre de 1999, Rocío Wanninkhof dejó la casa de su novio y se dirigió sola hacia su hogar. Trágicamente, esa fue la última vez que se la vio con vida. Al día siguiente, pertenencias de Rocío aparecieron en un descampado cercano, sembrando la semilla de la inquietud en su comunidad.

El 2 de noviembre de ese año, el trágico descubrimiento del cuerpo de Rocío, con múltiples puñaladas, intensificó la desolación. Carteles de búsqueda encontrados cerca del cuerpo sugerían que el asesino tenía una conexión cercana con la familia de la víctima. 

La trama tomó un giro aún más oscuro cuando, en septiembre de 2000, Dolores Vázquez, ex pareja sentimental de la madre de Rocío, fue detenida como la principal sospechosa. 

Las evidencias a favor de Vázquez estaban a la vista. Una colilla de cigarrillo encontrada cerca de la escena del crimen de Rocío reveló un ADN que no pertenecía a Dolores, al igual que las huellas dactilares reveladas de la bolsa que contenía las pertenencias de Rocío. Además, registros telefónicos confirmaron que Dolores estaba en su hogar en el momento del crimen. 

Aun así, posiblemente debido a la influencia mediática, en el juicio por jurados en septiembre de 2001, sin pruebas concretas y con una acusación fundada principalmente en testimonios, Vázquez fue declarada culpable y condenada a 15 años de prisión.   

Desvelando la Verdad:

El destino de Dolores Vázquez cambió drásticamente en agosto de 2003, cuando Sonia Carabantes, una joven de 17 años, fue asesinada. Un sujeto de nombre Toni King, detenido como el principal sospechoso, confesó el crimen de Sonia y admitió, además, ser el único responsable del asesinato de Rocío. Esta revelación permitió a la defensa de Vázquez buscar su liberación. 

Finalmente, se demostró en 2003 que el ADN encontrado en la colilla de cigarrillo era idéntico al hallado en la escena del crimen de Sonia Carabantes. Este descubrimiento exculpó a Dolores Vázquez de manera definitiva, y arrojó luz sobre la verdadera identidad del asesino de Rocío. 

El Peso de la Presión Mediática y Jurídica:

El caso Rocío Wanninkhof se convirtió en un fenómeno mediático que, desafortunadamente, influenció la percepción pública antes de la condena. La acusación basada únicamente en testimonios, la falta de pruebas sólidas, y el paso por alto de la evidencia científica, llevaron a una sentencia errónea. 

La tragedia de Rocío Wanninkhof no solo revela la importancia de una investigación meticulosa, sino también la necesidad de resistir la presión mediática y legal que pueden nublar la búsqueda de la verdad.


Conclusión

En el recorrido de estos relatos desgarradores, resurge la pregunta: ¿Puedo ir preso siendo inocente? La respuesta, evidenciada por estos casos, es un llamado urgente a la reflexión y la reforma. La evidencia pericial científica debe presentarse como la columna vertebral de la justicia, capaz de revelar la verdad en medio de las sombras de la incertidumbre. La prueba testimonial, aunque valiosa, debe abordarse con cautela, reconociendo su vulnerabilidad ante la subjetividad y la presión externa.   

En un mundo donde la libertad está en juego, la sociedad debe abogar por sistemas judiciales que valoren y exijan la más alta calidad de evidencia científica. Solo así podremos aminorar el riesgo de condenar a inocentes y asegurar que la justicia prevalezca.


Escrito por: PIROLA Matías - Lic. en Criminalística 

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