Esta rara o infrecuente pregunta es el punto de partida para explorar un fascinante campo en el ámbito de la criminalística: la identificación de herramientas mediante microscopía de comparación a través de las marcas de efracción. En el corazón de esta publicación se encuentra la idea de que, al igual que los humanos dejan su propia impronta a través de las huellas digitales, cada herramienta de corte deja un rastro único en los objetos que ha manipulado.
Este artículo revela los emocionantes descubrimientos derivados de un exhaustivo trabajo de investigación, donde se demuestra de manera convincente la posibilidad de comparar microscópicamente las marcas de efracción de una herramienta después de usos reiterados. Más allá de ser un ejercicio académico, estos hallazgos tienen aplicaciones directas en el ámbito forense, abriendo nuevas perspectivas para la identificación precisa de herramientas en la escena del crimen.
Cuando hablamos de identidad, hacemos referencia a aquello que hace que algo sea único, irrepetible y diferente de todo el resto. Existen varios tipos de identificaciones. Por ejemplo, nuestro número de documento es único e irrepetible, y es una forma de identificación civil. Un número de serie de un artefacto también es una manera de identificarlo, y sería en este caso una especie de identificación administrativa.
Sin embargo, cuando hablamos de identificación física nos apartamos completamente de lo civil o lo administrativo, y nos adentramos únicamente en aquellas particularidades físicas o estructurales, natas o adquiridas, que presenta un objeto y que no las posee ningún otro.
Un claro ejemplo se da en las armas de fuego, de la cual se puede conocer toda su información civil mediante su numeración de serie, como año de fabricación o propietario. Ahora bien, mediante el análisis minucioso de sus características físicas y estructurales, podemos establecer correspondencia con los proyectiles que esta dispara. En otras palabras, los proyectiles disparados por un arma de fuego presentarán en su estructura modificaciones que solo esa arma puede producir.
Pero esto no ocurre únicamente con las armas de fuego, sino con cualquier objeto que tenga la posibilidad de generar alteraciones físicas en otro. Y es tarea del experto identificar esas particularidades, ponerlas de manifiesto y demostrar su correspondencia. Esto es justamente lo que se logró en esta investigación.
El proceso de identificación se basa principalmente en comparar. Cuando utilizamos algún tipo de “identificación facial”, por ejemplo, en nuestros teléfonos celulares, lo que hace el dispositivo es comparar la imagen actual que le estamos aportando, con aquella que ya tiene registrada en su base de datos. Algo similar ocurre también en el caso de las herramientas de corte, pero con la diferencia de que lo que se compara no es el filo de la herramienta con el objeto afectado por esta, sino que se hace de forma indirecta, es decir, se genera un nuevo corte y se compara con el corte anterior. A este tipo de cotejos se lo conoce como “cotejo indirecto”.
En este sentido, para ver esa “huella digital” o marca característica de la herramienta, lo que debo ver en realidad son las particularidades que esta transmite sobre el objeto cortado, y para ello es necesario el uso de material óptico con un buen aumento e iluminación adecuadas.
Como ya se mencionó previamente, este tipo de identificaciones de realiza de forma indirecta, por lo que es necesario contar con el material cortado (material dubitado) y la herramienta sospechada, con la cual se generará un nuevo corte sobre una superficie maleable (material indubitado).
Una vez que se cuenta con ambos cortes, se presentan dos alternativas para llevar a cabo la comparación. La primera opción es el uso de un microscopio comparador, el cual cuenta con dos platinas que permite ver y analizar en simultaneo ambos elementos. La otra opción consiste en el registro fotográfico con variación de aumentos, y la implementación de algún software informático que permita colocar las imágenes una junto a la otra.
En ambos casos el objetivo es observar las particularidades microscópicas transferidas de la herramienta al material cortado, las cuales pueden presentarse de dos formas.
Deformaciones plásticas: son aquellas que ocurren por el contacto final del filo con la superficie afectada, generando un “molde” de las irregularidades del filo.
Estriado: consiste en sucesión de líneas continuas paralelas o “rayado” generado por el paso del filo a través de la superficie.
La identificación positiva se da cuando estas características microscópicas se encuentran presentes en ambas muestras.
Según una investigación llevada a cabo al respecto, son las marcas de estriado las más aptas para establecer correspondencia, dado que ofrecen facilidad para observar la continuidad del “rayado” entre la marca dubitada y la indubitada.
Los estudios de correspondencia mediante microscopía de comparación son muy utilizados hoy en día a nivel mundial, pero su objetivo principal no son las herramientas, sino las armas de fuego, las cuales son un medio muy frecuente para la comisión de delitos. Por lo tanto, si traspasamos esos conocimientos ya aplicados, a otro medio también utilizado para cometer actos delictivos, podemos obtener resultados interesantes. En este sentido, la implementación de esta técnica será útil en la resolución de casos en los que se hayan utilizado herramientas de corte.
En la investigación de nombre "Identificación de herramientas de corte por contraposición de hojas, mediante microscopía de comparación" se mencionan TRES tipos de aplicaciones:
Esta situación se da cuando el delito apenas acaba de llevarse a cabo, pero el perpetrador no logra darse a la fuga, llevando aún consigo la herramienta utilizada para vulnerar la cadena, candado, cerradura, o cualquier otro artefacto de seguridad que resguardaba el objeto robado. En esta situación, la labor pericial consistirá en determinar si el daño fue efectivamente producido con la herramienta hallada en poder del sospechoso.
Esta alternativa se da cuando, a raíz de una investigación policial o judicial, se obtienen herramientas de las cuales se sospecha que fueron utilizadas para cometer los delitos investigados. En estos casos, se realizarán cortes con todas las herramientas sospechadas y compararán con las marcas de los objetos dañados para cometer esos delitos. Si se obtienen resultados positivos queda en cuenta de la justicia determinar la culpabilidad de los sospechosos. Esta pericia no vincula directamente a la persona con el hecho, sino a la herramienta.
Por último, si se evidencia un raid delictivo de ciertas características, cuyo factor en común es el uso de herramientas de corte, es posible determinar si dichos cortes fueron generados por una misma herramienta. Para esto se deben realizar cotejos entre los fragmentos de los elementos afectados. Si bien, en caso de coincidencias, este estudio no permite obtener información acerca de los agresores, sí es útil para vincular las causas, dando a la justicia un punto de partida importante para investigar todas las causas en su conjunto como una sola.
Una de las desventajas principales de este método surge de la respuesta a nuestra pregunta principal “¿Cada herramienta tiene su propia huella digital?”. Y para entenderla lo primero que tenemos que hacer es un repaso acerca de las características de una huella digital.
Si bien el término correcto es “rastro papilar” o “papilograma”, es mejor conocido como “huella digital”, y presenta tres características primordiales que la hacen un buen sistema de identificación, la cuales son: perennidad, que hace referencia su presencia constante a lo largo de nuestras vidas; variabilidad, que refiere a que no existen dos iguales; e inmutabilidad, la cual indica que no se modifica naturalmente con el paso del tiempo.
Volviendo a las herramientas de corte, podemos decir que cumple con dos de estos tres principios, ya que, si bien su filo puede estar presente durante muchos años y presentar características únicas e irrepetibles, estas no son inmutables. A medida que se efectúan cortes, dependiendo de las características del material cortado, como su dureza, su estructura física o su espesor, la superficie del filo puede sufrir modificaciones en su morfología microscópica, de forma tal que las improntas que transfiere no sean siempre iguales, imposibilitando de esta manera establecer correspondencia.
Por lo tanto, si bien un resultado positivo da una respuesta categórica, un resultado negativo es absolutamente cuestionable. Esto no ocurre en el caso de huellas digitales, ya que, en estos casos tanto el resultado positivo como el negativo son categóricos.
Asimismo, en oposición a esto, la investigación antes mencionada revela que es posible identificar herramientas de corte luego de usos reiterados, siempre que su filo no haya sufrido alteraciones significativas.
Volviendo a nuestra pregunta inicial, podemos decir que las herramientas de corte, al igual que las huellas digitales humanas, presentan características únicas e irrepetibles. Sin embargo, a diferencia de las huellas digitales, las marcas dejadas por las herramientas no son inmutables. Esto plantea desafíos significativos en la identificación precisa y confiable de herramientas en el ámbito forense.
Aunque los estudios de correspondencia mediante microscopía de comparación ofrecen aplicaciones valiosas en la resolución de delitos, especialmente en la vinculación de herramientas con delitos y en la conexión entre diferentes crímenes, es crucial reconocer las desventajas inherentes al método. La falta de inmutabilidad en las marcas de las herramientas puede generar resultados cuestionables, lo que resalta la necesidad de complementar este enfoque con otras técnicas forenses y evidencias adicionales.